viernes, 14 de diciembre de 2012

Gitanillo y Madrid


Anteriormente recordábamos a casta navarra en este mismo blog, hoy trataremos a otro protagonista de ‘la fiesta’, hoy hablaremos de un matador de toros aragonés que tal vez no sea uno de los más conocidos, ni de los más recordados, pero si quizás, uno de los que más valor tuvo delante del toro, tanto, que hasta hace bien poco la peña que lleva su nombre, otorgaba el premio ‘al valor’ en nuestra feria del Pilar, o tanto, que fue conocido por la prensa de Madrid como ‘el león de Ricla’. Braulio Lausín ‘Gitanillo’, torero natural de la localidad zaragozana de Ricla, torero en los años veinte del pasado siglo, gran amigo fue de Ignacio Sánchez Mejías y no murió de cornada, como alguien dijo en un conocido pregón, aunque cerca estuvo en varias ocasiones.

Dar gran repaso a su vida nos llevaría abundantes páginas, y quizás aburriera a más de uno, así que contaremos una pequeña historia, que sucedió en Madrid durante las ferias de S. Isidro de 1924 y 1925, ambas un dieciséis de mayo; un relato de sangre y de triunfo.

16 de mayo de 1924, Madrid, el lleno era casi completo, y la temperatura de pleno verano. En el primero de la tarde, Marcial Lalanda no estuvo muy acertado y oyó una buena pita. En el segundo Nicanor Villalta, a pesar de que la res no estuvo por la labor, fue aplaudido. Y llegó el tercero, ‘Rompelanzas’ de Santa Coloma, muy nervioso. Gitanillo emocionó a la asamblea con unas verónicas, ceñidísimas y escalofriantes. Con los avíos de matar, dio muletazos con ambas manos, derrochando valentía; pero el público más fiero aún que el toro, no se conformó y pidió más actos de valentía. El torero clavó ambas rodillas en tierra a corta distancia del hocico del Santa Coloma. Le dio dos enormes pases de pecho sin alzarse de la arena. Al intentar otro muletazo más, ‘Rompelanzas’ se revolvió rápidamente y propinó enorme cornada, apreciable por el rastro de sangre que dejó tras ser llevado a la enfermería. Braulio sufrió  una cornada de treinta centímetros que le rompió, entre otras partes, la vena femoral.
16 de mayo de 1925, de nuevo Madrid, de nuevo San Isidro, de nuevo Santa Coloma. ‘Gitanillo’ volvió a la feria un año después de la gravísima cornada que lo tuvo al borde de la muerte. Salió el sexto de la tarde, y enseguida, como era natural en él, rebosó valentía. Su faena, integra con la mano izquierda, estuvo basada en el temple. En un momento dado, puso rodillas en tierra como hiciera un año atrás, resulta cogido nuevamente, pero esta vez no es calado por el animal. En la suerte suprema, entra con decisión y rectitud, Braulio salió a hombros de Madrid, esta vez, por la puerta grande.
Quiero recomendar una página que hago en Facebook, donde hay algo más de información:
 

Fuente: Hemeroteca ABC Madrid, biblioteca de Madrid.

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