sábado, 22 de diciembre de 2012

La fuente del toreo

Imanol Sánchez comparte una jornada de tentadero


Texto: David Hernández – Fotografías: Alberto Barrios (www.aragontaurino.net)
Imanol Sánchez colocandose ante la erala de EL SERRANO

Los toreros son nómadas de profesión. La mayor parte del tiempo la pasan en la carretera, trasladándose de una localidad a otra. No solamente lo hacen durante la temporada, desplazándose de municipio en municipio, de plaza en plaza. Conocen el público, los toros, el clima y la arena de los alberos de cada ciudad, pero también las ganaderías. Un torero es torero las 24 horas del día, los 365 días del año. Incluso cuando el matador permite tomarse una jornada de descanso, no puede dejar de pensar en la tauromaquia en algún momento del día. Siempre hay un instante en el que sueña con la bravura del animal, con una verónica perfecta, con el baile de la muleta acompasada con el viento… Porque ser torero no es solo una profesión, es un estilo de vida.
Los matadores pasan el invierno preparando la siguiente temporada. Imanol Sánchez se desplaza a diario desde la localidad zaragozana de Pedrola hasta Valareña, donde entrena con el maestro Alberto Álvarez. Sin embargo, hay días en las que tiene que recorrer más kilómetros, como los que separan Zaragoza de Sevilla, para afrontar una jornada de tentadero en alguna finca.


Imanol Sánchez ha acudido a la magnífica ganadería El Serrano a una prueba de selección que realizan los ganaderos donde se tientan vacas de entre 2 y 3 años, según lo más conveniente para el propietario de las reses. De lo que se trata es de darles una puntuación. Las mejores, se quedarán de por vida en la dehesa, como madres de la ganadería, convirtiéndose en ganado de recría.
El tentadero también es un alivio para los diestros. Les permite continuar en forma frente al animal y mantenerlos activos. “Es una forma de sentirse vivo fuera de temporada, una forma de estar en contacto con los animales y poner todo a punto para la próxima temporada. Es una forma de poder torear y expresarse”, explica Imanol Sánchez.
En el tentadero, que es dirigido por el propio ganadero, participan uno o varios matadores. Al igual que en la plaza, tientan las reses por orden de antigüedad, empezando por el más antiguo de alternativa. Además, cuenta con un picador, que suele ser el mayoral de la finca. La puya que utiliza es más pequeña que la de los toros y apenas dañina. Es necesario para medir la bravura de las reses en el caballo de picar.
Tras este paso, el matador torea la vaca con la muleta, siguiendo las indicaciones del ganadero, para terminar de descubrir las cualidades del animal en manos del diestro. Una vez el propietario de la ganadería ha realizado todas las valoraciones, deja torear al gusto del matador. Se hace como en la plaza, parando la res con el capote, y se va colocando a distintas distancias del caballo de picar, cada vez más lejos.
El tentadero de El Serrano ha resultado muy positivo. “Han sido vacas muy exigentes y bravas, pero de muchísima nobleza”, señala Imanol Sánchez. “Me he sentido muy a gusto, porque me encerraron tres vacas para mí solo, y estuvimos en familia.”
Esta experiencia, que permite al matador seguir sintiéndose torero cuando no está en temporada, ha sido satisfactoria. “Me han dado muchas pautas para seguir corrigiendo y subsanando defectos”, afirma con los ojos de entusiasmo de alguien que disfruta aprendiendo y, sobre todo, ejerciendo su vocación.

Si desea ver el resto de la galería fotográfica sobre el tentadero puede hacerlo en aragontaurino.net ó imanolsanchez.com

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